¿Cómo hizo discípulos Jesús?
Jesús enseñó y entrenó a sus discípulos a través de la asociación antes de darles la Gran Comisión. Si hubiera habido una forma mejor de cumplir su misión espiritual, la habría utilizado. Su estrategia consistía en reproducir Su vida, valores y recursos divinos en las vidas de los discípulos, de modo que cuando Él regresara al Padre, estos once hombres pudieran continuar como futuros líderes de Su iglesia y alterar el curso de la historia.
Estar con Jesús era su principal medio para aprender a ministrar. Marcos nos dice: “Señaló a doce -designándolos apóstoles- para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”. (Marcos 3:14) Recibieron formación, orientación y aprendizaje en situaciones de la vida real. Vieron y experimentaron de primera mano la evangelización, el asesoramiento, la predicación, la enseñanza y cualquier otra forma de ministerio.
Incluso los líderes religiosos de “corazón duro” notaron que estos hombres eran diferentes porque habían estado con Jesús. “Al observar la confianza de Pedro y Juan y comprender que eran hombres incultos y sin formación, se asombraron y empezaron a reconocer que habían estado con Jesús.” (Hechos 4:13)
La pauta de Jesús fue “Venid, seguidme, y os haré pescadores de hombres”. (Mateo 4:19) Les enseñó a ministrar. Por el contrario, como líderes eclesiásticos solemos decir a la gente por qué deben ministrar, pero no les enseñamos cómo. Una gran predicación y enseñanza son absolutamente esenciales, pero no pueden reemplazar el ejemplo de tutoría y aprendizaje demostrado por Cristo.
Muchos pastores nunca encuentran tiempo para formar a sus líderes laicos en la labor del ministerio. Esta omisión deja al pastor y a sus colaboradores sin una base sólida de miembros cualificados que trabajen junto a ellos en los ministerios de la iglesia local. ¿Estamos demasiado ocupados para seguir el ejemplo de Jesús? Tenemos que aceptar el hecho de que el Señor reveló Su modelo personal de ministerio invirtiendo Su máximo tiempo en las vidas de aquellos que llevarían la máxima responsabilidad en el futuro ministerio de la iglesia.
Nuestra falta de formación a través del aprendizaje y la tutoría deja a un gran número de miembros de la iglesia insatisfechos porque sus dones espirituales nunca se desarrollan y permanecen sin usar. Quieren crecer en Cristo, pero no se les muestran habilidades de crecimiento espiritual. Quieren alcanzar a la gente para Cristo, pero nunca se les muestran estrategias evangelísticas para llevar a sus vecinos al Señor. Pronto se conforman en el eclesiasticismo más que en el discipulado.