La amargura propia del salmista provino de los celos personales y del deseo mundano por la comodidad y la riqueza. Para nosotros, su testimonio es un estudio de una honestidad transparente. Él dijo:
“En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.”
– Salmo 73: 2-4
A medida que usted decide invertir su tiempo en discipular a otras personas, pronto descubrirá que muchos de ellos todavía están infectados con la enfermedad omnipresente del materialismo. Esta malignidad es la causa principal de gran parte del pecado y el descontento de la humanidad. En cuanto a la vida y sus propios valores erróneos, el salmista escribió:
“Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí . . .” (Salmo 73: 16-17a)
Santiago explica
“. . . cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1: 14-15)
La amargura hacia Dios debido al resentimiento humano o a los deseos no satisfechos de cualquier tentación se vuelve muy peligroso. A menos que esta condición se enfrente y se trate, finalmente resultará en la separación eterna de Dios. El pecado es como un cáncer que se metastatiza y se extiende hasta que sea eliminado. Recuerde que Dios nos ha dado Su Palabra que es “. . . más cortante que toda espada de dos filos . . .” (Hebreos 4:12).
Su Palabra nos fue provista con el propósito específico de mantener nuestra salud espiritual. Esta salud espiritual se logra con la ayuda de Dios por medio de la confesión sincera y la decisión de reconocer y eliminar nuestros propios tumores espirituales malignos. No sea tímido en cuando a pedirle a Dios que lo use; y pídale que lo ayude a continuar así. Como discípulo, usted es el asistente del gran médico. Un corazón no amargado y perdonado, una actitud positiva y una fe creciente son todos necesarios si quiere ministrar como discípulo de Jesús. ¡Mantenga yal relación con Dios que Él lo pueda usar, porque su servicio de usted siempre será necesario!
By Billie Hanks Jr.