Hay varios peligros en tener sus tiempos de silencio y devociones en la noche. No digo que Dios no lo bendiga, pero a menudo equivale a darle las “sobras” de tu día.
Ya estás cansado. Has dado lo mejor de ti al mundo, a tu trabajo y a la gente que te rodea. Pero el que más merece es el que menos recibe. Toma nota de cuatro peligros relacionados con tus devociones nocturnas:
energía gastada, almohada blanda, luces tenues, letra pequeña.
He experimentado cada uno de estos peligros y me he dormido sin querer.
Cuando era un joven cristiano, intentaba tener mi Tiempo de Silencio por la noche simplemente porque no conocía nada mejor. Como tanta gente, dormía hasta el último minuto y me apresuraba a ir a clase por las mañanas. Durante años, sólo leía las Escrituras y rezaba por la noche. Mi abuela me había regalado una Biblia grande. Una noche, mientras la leía, la almohada era tan blanda y la luz tan tenue que pronto me dormí con la Biblia sobre el pecho. No me moví hasta la mañana siguiente. Recuerdo que abrí los ojos muy despacio y vi las palabras “Santa Biblia” boca abajo. Me invadió un sentimiento sentimental: “¡Vaya, he dormido toda la noche con la Biblia sobre el pecho!”. Hay una cosa de la que puedes estar seguro: ¡esa no es la forma de aumentar tu espiritualidad!
Charlie Riggs, que escribió el folleto evangelístico Pasos hacia la paz con Dios, dijo: “La Palabra de Dios tiene que entrar en tu mente, y luego hacer un viaje de 18 pulgadas hasta tu corazón”. Qué cierto es eso. Hay que estar lo suficientemente alerta como para reflexionar sobre lo que se lee si va a afectar al modo en que se vive.
Cuando oí hablar del valor de tener un Tiempo de Silencio, acepté un reto de seis semanas para empezar a pasar diez minutos cada mañana con Dios. Era como comer miel: una vez que la pruebas, quieres más. El salmista dijo: “¡Qué dulces son a mi paladar sus palabras! Sí, ¡más dulces que la miel para mi boca!”. (Salmo 119:103) Con el paso del tiempo, llegué a comprender el testimonio de Jeremías: “.. .Tus palabras se convirtieron para mí en gozo y alegría de mi corazón…” (Jeremías 15:16)
Puedes empezar tu día con Dios y terminarlo también con Él. Si quieres estudiar la Biblia por la noche, estupendo, pero no dejes que sea tu único tiempo con Dios. Disfrute de un copioso desayuno por la mañana y de otra comida por la noche, ¡quizá incluso de un tentempié nocturno!
“Está escrito: ‘No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios'”. – Mateo 4:4