“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”
– Juan 1:18
Cuando el Señor Jesús declaró que “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer . . .” (Juan 1:18), ésta fue una referencia a Su divinidad. Su público del primer siglo era judío y su comprensión monoteísta de la deidad ya había sido formada a partir de generaciones de enseñanza inspirada por sacerdotes y profetas piadosos. A través de los siglos, antes de la encarnación de nuestro Señor, Dios era mejor conocido como Jehová, el eterno “YO SOY”.
En Juan 8:56, Jesús dijo: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.” Esas palabras crearon una sensación importante, pero ¿por qué? Los líderes judíos empezaron a entender que Él decía ser mucho más que un buen hombre o un rabino sabio. Pronto fue obvio que era mucho más que un gran profeta enviado por Dios. Su autoridad iba mucho más allá de eso y era algo nunca visto en la tierra antes. Los judíos piadosos de aquel día comprendieron el significado profundo de Sus palabras: “Antes que Abraham fuese, YO SOY. “(Juan 8:58) Además, Sus declaraciones de pre-existencia les fueron claras a los fariseos incrédulos, así que, “Tomaron entonces piedras para arrojárselas . . .” (Juan 8:59)
Su vida sin pecado, Su amor ágape, y los milagros que confirmaron su deidad , demostraron que Su encarnación fue real! La Palabra eterna (Juan 1: 1-2) que siempre había sido Dios, en la plenitud de los tiempos, se convirtió realmente en un hombre. Él fue, durante 33 años, carne y sangre como nosotros. (Juan 1:14) ¡Él vino a nosotros por amor del Padre y Su propósito divino fue ser nuestro Salvador! Por eso, Él proclamó: “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:10).
Las Escrituras, hablando de Él, declaran que “. . . siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.” (Filipenses 2:6). Esta es la razón por la cual Él no tenía necesidad o deseo de buscar la igualdad con Su Padre celestial. ¡La igualdad de naturaleza de ellos siempre había existido! Esa igualdad era la esencia misma de quién el Señor Jesús siempre había sido. Esta realidad eterna nunca perteneció a una jerarquía dentro de la Trinidad. Así como un padre y un hijo humano son igualmente “carne y hueso”, así Dios el Padre y Dios el Hijo son igualmente “santos y eternos”. Éstas son las dimensiones eternas de la naturaleza de Dios.
La trinidad se basa en la verdad triple de que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24), “Dios es Hijo” (Hebreo 1 8), y “Dios es Padre” (1 Corintios 8: 6). Siempre han sido y serán eternamente Uno (Isaías 44: 6). Cada persona en la Trinidad es igualmente santa, divina, sin pecado y eterna. ¡Son Uno, pero tres en perfecta armonía y unidad!
El hecho de que al final de los tiempos Dios Hijo se someterá al Padre, (1 Corintios 15:28) se basa en el mismo principio que Dios, el Hijo – “Yo Soy”, comisionando a Dios el Espíritu Santo, a morar dentro de los creyentes después de Su ascensión y el Pentecostés (Juan 16:7b). El ministerio del Espíritu Santo es exaltar al Hijo, así como el Hijo exalta al Padre (Mateo 3: 17) y el Padre exalta al Hijo (Marcos 1:11). El enfoque de todas las Escrituras reside en la revelación santa, eterna y progresiva de nuestro único y verdadero Dios viviente y trino.
Estar de acuerdo con el Señor Jesucristo acerca de Su divinidad y creer en Su nombre como el Señor resucitado, (Romanos 10: 9-10) son la puerta única de Dios al cielo. Nuestra confesión de fe, cuando es una fe sincera, (Romanos 10: 9-10) es el acontecimiento que cambia nuestra vida y comienza el proceso de nuestra salvación. Es esta salvación gloriosa la que incluye a todos los redimidos de toda la historia y la que constituye la familia eterna de Dios (Juan 1:12).
Rechazar la divinidad de Dios el Padre, Dios el Hijo, o Dios el Espíritu Santo es igualmente rechazar la salvación de Dios! Al usted testifica hoy, recuerde que sin importar quién sea un hombre o lo que él piense, él sólo puede venir a Dios cuando cumpla con Sus requisitos. “YO SOY” ya se ha revelado completamente. Él hizo esto cuándo y cómo Él lo eligió – una vez y para siempre. La vida eterna solamente se hizo disponible a través de Él. Por lo tanto, no tenemos mayor privilegio en la vida que conocer personalmente, amar y servirle fielmente a Jesucristo, nuestro Señor vivo, que “. . . está al lado del Padre . . . .”
– By Billie Hanks Jr.