Pocos serían más conocedores acerca de las relaciones maritales que el rey Salomón, porque tenía 700 esposas (ver 1 Reyes 11:3). Él mismo nació después de que su padre, el rey David, se había arrepentido y así recibido el perdón de Dios por destruir una relación matrimonial. El líder muy querido de Israel había cometido los trágicos pecados de adulterio y asesinato. El padre de Salomón y su madre Betsabé conocían personalmente la pena y la vergüenza de no vivir dentro de las pautas morales de Dios para la pureza y la felicidad. Esto explica por qué, como un adulto, Salomón podía escribir sobre la paternidad con una convicción muy profunda. Había observado sabiamente y aprendido de las tragedias de su propia familia.
En cada siglo durante la larga historia de la humanidad, los buenos padres han tratado de guiar y proteger a sus hijos. Por instinto, por lo general han tratado de ayudarlos a aprender a evitar los fracasos de las generaciones pasadas. Los reyes, los presidentes, los educadores, y especialmente los pastores han compartido el privilegio más amplio de proporcionar una influencia positiva. De hecho, la Biblia dice que aquellos que sirven en lugares de liderazgo espiritual tienen una mayor responsabilidad de poner el ejemplo de excelencia espiritual. Santiago explica: “. . . no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” (Santiago 3: 1).
Poner el buen ejemplo es una de las razones por las cuales el apóstol Pablo dice: “Ejercítate para la piedad . . .” (1 Timoteo 4: 7b) En cada hogar, los líderes de la familia triunfan o fallan en su tarea de comunicar auténticos valores dados por Dios. Su ejemplo literalmente significa todo para los hijos de la familia. Tanto los padres como las madres modelan sus propias convicciones por medio de las decisiones que toman en la vida cotidiana. En cuanto al matrimonio, Salomón dijo: ” . . .alégrate con la mujer de tu juventud . . . y en su amor recréate siempre.” (Proverbios 5: 18b-19). En contraste, hablando de la adúltera, advirtió: “Porque los labios de la extraña destilan miel, y su lengua es más suave que el aceite; pero al final es amarga como el ajenjo . . . Sus pies descienden a la muerte, . . . No considera la senda de la vida;” (Proverbios 5:3-6a)
Es el privilegio supremo de los padres amar a sus hijos por medio de mostrarles personalmente cómo elegir los caminos correctos en la vida. Criar a los hijos requiere de una dependencia humilde en Dios, estando consciente de Su propósito guiador. La Biblia dice: “Pues los caminos del hombre están delante de los ojos del Jehová, y Él considera todas sus veredas.” (Proverbios 5:21). Para el enriquecimiento y la protección de toda nuestra juventud – pasado, presente y futuro – sus hijos necesitan saber que la felicidad duradera y la pureza personal van de la mano. Como una severa advertencia a los hombres, la Biblia dice: “. . . camino de vida las reprensiones que te instruyen, para que te guarden de la mala mujer . . . “ (Proverbios 6: 23b-24a)
Dado que la inmoralidad comúnmente es compartida por ambas partes, lo que la Biblia enseña con respecto a la pureza es tanto para hombres como para mujeres. Todo pecado normalmente comienza en el corazón de una persona. Esta es la razón por la cual la Biblia dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él . . .” (Proverbios 23:7a) Un deseo impuro por lo general afectará la mente de una persona mucho antes de que se manifieste en su comportamiento exterior. ¡Por eso nuestro testimonio cristiano personal comienza realmente con lo que elegimos ver o escuchar mucho antes de que influya en lo que pensamos y hacemos! El desafío diario del discipulado cristiano es mantener nuestras mentes en todo lo que es noble para que nuestro caminar y nuestro hablar estén plenamente unidos. La Biblia dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)
“Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre.”
– Proverbios 6:20
– Billie Hanks Jr.