¿Por qué es tan importante el aprendizaje?
El evangelismo de los discípulos surgió de un estilo de vida sazonado por muchas horas en presencia de Jesús. Fueron aprendices en situaciones de la vida real y no sólo se les enseñó a evangelizar, sino que se les entrenó para evangelizar, predicar y enseñar de primera mano.
El modelo de Jesús fue: “Venid, seguidme,…y os haré pescadores de hombres”. (Mateo 4:19) Él les mostró cómo ministrar. Por el contrario, muchos líderes eclesiásticos suelen decir a la gente por qué deben ministrar, pero no les enseñan cómo.
Una gran predicación y enseñanza son absolutamente vitales, pero no pueden reemplazar el concepto de aprendizaje demostrado por Cristo. La necesidad crítica de la iglesia no implica alejarse de la predicación y la enseñanza, pero sí requiere restablecer el principio neotestamentario del aprendizaje.
Bajo un liderazgo pastoral comprometido con este enfoque, los miembros de la iglesia pueden recibir formación y aprender a desempeñar los ministerios que Dios les ha encomendado. Hasta que esto ocurra, no se producirá una multiplicación evangelística generalizada en la iglesia y el creyente medio nunca conocerá la alegría de llevar a otros a Cristo. El Señor reveló Su modelo personal de ministerio invirtiendo Su máximo tiempo en las vidas de aquellos que llevarían la máxima responsabilidad en el futuro ministerio de la iglesia.
Nuestra falta de formación a través del aprendizaje deja a un gran número de laicos insatisfechos, porque sus dones espirituales nunca se desarrollan y permanecen inutilizados. Estas personas no reciben una estrategia factible para el crecimiento espiritual personal y la evangelización, por lo que se instalan en una vida de “hacer iglesia” en lugar de “hacer discípulos”. En muchos casos, se les deja muy abiertos a una variedad de falsas doctrinas que prosperan en la ignorancia bíblica de los inmaduros, pero bien intencionados miembros de la iglesia que nunca recibieron una instrucción sólida de un cristiano amoroso, cariñoso y más maduro. Hasta que los pastores, misioneros y otros líderes cristianos no se tomen en serio el mandato de Dios de equipar y formar a su pueblo para el ministerio, la segunda venida de Cristo se pospondrá.