Nuestro equipo está encantado de informar del éxito de los talleres de formación de formadores de discípulos celebrados en Guadalajara, México.
Esta iniciativa refleja nuestra creencia fundamental: la multiplicación espiritual, y no la simple adición, es la estrategia del Señor para el crecimiento de la Iglesia. Imagina una semilla plantada en tierra fértil. No hace falta que sea una secuoya gigante para empezar: con los cuidados adecuados, brotará, crecerá y, con el tiempo, ¡dará frutos que podrán utilizarse para plantar aún más árboles! El mismo principio se aplica al crecimiento de la iglesia. Al equipar a los creyentes existentes para que se conviertan en hacedores de discípulos, se enciende una poderosa reacción en cadena. Cada creyente formado tiene el potencial de alcanzar a nuevas personas para Cristo, que a su vez pueden convertirse en hacedores de discípulos.
Este enfoque es especialmente alentador para las iglesias que empiezan poco a poco. Independientemente de tu tamaño inicial, el potencial de crecimiento exponencial a través de la multiplicación espiritual es enorme. Incluso un puñado de apasionados hacedores de discípulos, dotados de las herramientas adecuadas y guiados por el Espíritu Santo, pueden tener un impacto significativo en su comunidad. Imagina el efecto dominó cuando el mensaje de Cristo se propague de persona a persona, de familia a familia, de barrio a barrio. Con tiempo, dedicación y la gracia de Dios, esta multiplicación puede llegar no sólo a una ciudad como Guadalajara, sino a todo un país, ¡e incluso al mundo!