“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero…” (1 Timoteo 6:10)
Primera parte
Cuando Simón trató de comprar el poder de Dios por dinero, la respuesta de Pedro fue: “Que tu dinero perezca contigo…” (Hechos 8:20) Luego, cuando Ananías y Safira mintieron a Dios y se quedaron con parte del precio de la tierra que vendieron, ¡sus vidas les fueron arrebatadas inmediatamente (ver Hechos 5:1-11)!
El dinero es una herramienta poderosa que nuestro enemigo ha utilizado a menudo contra nosotros. Con frecuencia, ha sido imprudentemente – amado. El dinero ha sido incluso objeto de adoración por parte del hombre. Pablo se refirió a esta forma de idolatría como “…la raíz de todos los males”. Los seres humanos han sido tentados a robar, matar, mentir, abandonar su ética, e incluso vender sus propios cuerpos por una razón pecaminosa – su fuerte “…¡amor al dinero!”.
Segunda Parte
Bíblicamente, Dios nunca ha respaldado el sistema monetario de ninguna nación. Sin embargo, Él ha provisto claramente principios financieros rectores para que los cristianos vivan de acuerdo a ellos. Con respecto a nuestro trabajo, la Biblia dice: “Todo lo que hagáis, hacedlo de todo corazón, como si trabajarais para el Señor…” (Colosenses 3:23).
Desde los primeros días de nuestra fe, las Escrituras han dicho: “Procura llevar una vida tranquila: Ocúpate de tus propios asuntos y trabaja con tus manos, tal como te hemos dicho, para que tu vida cotidiana se gane el respeto de los de fuera y no dependas de nadie.” (1 Tesalonicenses 4:11-12)
Como ejemplo, la mujer piadosa descrita en el libro de los Proverbios presenta las cualidades de carácter que nuestro Señor quiere que emulemos. La Biblia dice: “Ella hace ropa de lino y la vende… Ella considera un campo y lo compra… Ella también se levanta cuando todavía es de noche y provee alimento para su casa…” (Proverbios 31:24,16,15) Debemos adoptar y modelar su ética positiva de trabajo como nuestro estilo de vida.
Tercera parte
Tristemente, se han librado guerras y se han establecido sistemas económicos enteros principalmente para reclamar los recursos que han sido ganados honestamente y ahorrados frugalmente por gente trabajadora. En contraste con la codicia perdurable del hombre, la Biblia enseña que “cada uno debe llevar su propia carga”. (Gálatas 6:5) Históricamente, la alegría del trabajo gratificante, la autodisciplina y la donación personal se han sacrificado cada vez que se ha experimentado una forma nacional de confiscación legalizada.
El principio rector de la Biblia durante nuestra actual era de gracia del Nuevo Testamento es sabio y sumamente práctico: “… Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10) Las palabras claves en este versículo son – no trabajará – ¡lo cual condena un estilo de vida de pereza! En este sentido, la hormiguita es aplaudida por el rey Salomón que escribió,
“¡Ve a la hormiga, perezoso!
Considera sus caminos y sé sabio,
La cual, no teniendo capitán
Supervisor o gobernante,
se abastece en verano,
y recoge su comida en la cosecha”.
(Proverbios 6:6-8)
Cuarta parte
La Biblia habla con compasión de los que no pueden trabajar. Por eso los primeros diáconos cristianos tenían que tomar continuamente decisiones financieras sabias y equilibradas. El asunto en ese tiempo era determinar cuáles viudas, huérfanos y otros creyentes realmente necesitaban los recursos que estaban disponibles debido al arduo trabajo y generosidad de sus compañeros cristianos.
En resumen, el sistema de Dios para el apoyo financiero siempre ha estado estrechamente asociado con los miembros de Su iglesia, en lugar de la población general del mundo o a través de los programas seculares de un gobierno. El apóstol Pablo escribió tranquilizadoramente: “… mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19) ¡Debemos mirar a Dios mientras compartimos Sus recursos con nuestros hermanos y hermanas en Cristo!
– Billie Hanks Jr.