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La Preocupación – The Disciple-Maker’s Devotional

“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:7)

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”(Filipenses 4:6)

La preocupación no tiene ningún valor excepto cuando primero señala la necesidad de orar. Esa conciencia es el llamado de Dios a la acción. Más allá de eso, la preocupación es peor que inútil!

Si su mundo ha cambiado súbitamente, la noticia excelente de hoy es: ¡Dios no ha cambiado! La Biblia dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13: 8). Igualmente importante, Su presencia, que da vida, está con nosotros todos los días, en la dicha y en la adversidad. El Señor prometió: “. . . yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20). Su fidelidad es la razón por la cual podemos vivir sin temor, autocompasión o ansiedad. La preocupación es incompatible con nuestra fe cristiana. Es la antítesis de la oración, que está acompañada por una confianza tranquila con acción de gracias.

El salmista, hablando del hombre, dice “. . . asombrosa y maravillosamente he sido hecho . . .”(Salmos 139:14 LBLA). Cada uno fue creado a la imagen de Dios con emociones y la capacidad de sentir paz y dolor. El que nos sostiene y nos ama en nuestras situaciones cotidianas es el mismo que nos hizo (Juan 1:1-5). En lugar de vivir con ansiedad debido a nuestras circunstancias, se nos invita a entregarle nuestros problemas. Por eso Pedro nos instruyó diciendo: “. . . echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:7).

Esta mañana, ¿traerá usted sus necesidades, temores y ansiedades personales al Señor? La Biblia nos asegura que Él se preocupa por nuestras necesidades y quiere animarnos, fortalecernos y darnos bienestar. Él no está abrumado por nuestros desafíos más difíciles. Más bien, nos dice, “. . . En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

Nuestra paz interna derivada de confiar en Dios no es ingenua como el no creyente podría sugerir. Por el contrario, es el sello distintivo de la madurez espiritual. La historia reconoce el poder de Dios. ¡El gozo que disfrutamos simplemente viene de descansar en Su capacidad ilimitada de usar incluso nuestros fracasos para llevar a cabo Sus promesas! La Biblia dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28).

Una actitud positiva y sin preocupaciones refleja nuestra confianza en que Dios nunca cambia. Es esta seguridad interior la que le pone el fundamento de nuestro testimonio a los demás. Medite en silencio sobre la instrucción de hoy. Entonces, al orar, recuerde que ¡la verdadera felicidad no puede coexistir con la ansiedad!

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” (Proverbios 3:5-6)

By Billie Hanks Jr.

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