“Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:18, 19).
¿Alguno de ustedes recuerda el tiempo en el ministerio del Señor Jesús cuando hizo este importante anuncio a sus discípulos?
Cuando le haga alguna pregunta al grupo, recuerde ser paciente y dejar que descubran la verdad por ellos mismos.
Este mandato global que todavía no ha sido completado, fue dado durante las horas finales de nuestro Señor antes de partir y un poco antes de ascender de regreso a la gloria para ¡estar con Su Padre!
En ninguna parte de la Escritura antes de la resurrección encontramos al Señor diciendo: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones.”
¿Por qué creé usted que Él esperó hasta el último momento de Su ministerio terrenal para darnos este mandamiento estratégico?
Como un gran entrenador o un gran general, Él guardó Sus últimas instrucciones hasta que Él vio que sus discípulos estaban listos para recibirlas. Esta era la más grande y más difícil tarea. Con mucha claridad, el Señor hizo de la Gran Comisión la más dinámica orden para que a través de los siglos nunca olvidemos nuestra misión.
¿Por qué piensa usted que Él dijo: “vayan… hagan discípulos” en vez de decir: “vayan… hagan convertidos?”
Al darnos la Gran Comisión, elevó el estándar cristiano de simplemente evangelizar a los perdidos a hacer discípulos disciplinados. Es porque ¡Él quiere que nos reproduzcamos y nos multipliquemos espiritualmente!
Hacer discípulos fue sin duda el centro del ministerio de la iglesia. Sin embargo, este esencial método de vida-a-vida, que era tan normal para los discípulos del Señor del primer siglo, fue perdiéndose poco a poco con el el tiempo hasta que fue completamente olvidado. Hoy, sin embargo, este método altamente efectivo en el ministerio está siendo redescubierto e implementado en iglesias líderes por todo el mundo.